¿Qué es el Autismo? Definición, síntomas clave y cómo detectarlo

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El autismo es una condición neurobiológica que afecta a millones de personas en todo el mundo. En las últimas décadas, ha aumentado la conciencia sobre este trastorno, lo que ha llevado a un mayor número de diagnósticos y a la necesidad de comprender mejor qué es el autismo y cuáles son sus síntomas.

En este artículo, tratamos de hacer una aproximación a conceptos básicos sobre qué es el autismo, definiendo qué es y describiendo cuáles son los síntomas clave que permitan identificarlo. Es importante que comprendamos que el autismo es un espectro y que este artículo tan solo es una aproximación para que podamos manejar algunos conceptos clave que puedan ayudar a las personas que quieran conocer más sobre el espectro autista. 

¿Qué es el autismo?

El autismo o Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno del neurodesarrollo que afecta principalmente a las áreas de la comunicación, la interacción social y el comportamiento. Hablamos de “espectro” porque abarca una gran variedad de síntomas y porque cada persona con autismo es completamente diferente a otra, no todas siguen el mismo patrón de síntomas, y por ello, no tienen las mismas necesidades o dificultades. 

El autismo no es una enfermedad ni algo que pueda «curarse». Es una condición que acompaña a la persona durante toda su vida y que, con las intervenciones adecuadas, se puede trabajar para mejorar su capacidad de adaptación y funcionamiento. Aunque el diagnóstico suele realizarse en la infancia, es posible que algunas personas no sean diagnosticadas hasta la adolescencia o la edad adulta debido a la variabilidad de los síntomas, esto sobretodo se acentúa en los casos de autismo leve y en aún más en los casos de niñas y mujeres. 

Prevalencia del autismo: ¿Está aumentando?

Uno de los datos más sorprendentes del autismo es el rápido aumento en la prevalencia durante las últimas décadas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 1 de cada 100 niño/as tiene autismo. Otros estudios más recientes en EEUU han estimado que la cifra es tan alta como 1 de cada 44 niños/as.

Este aumento es probable que se deba a la mayor concienciación y formación sobre el autismo, así como por cambios en los criterios diagnósticos, que ahora incluyen un rango más amplio de síntomas y manifestaciones. También existe más conocimiento por parte de los padres, profesores y profesionales de la salud, lo que ha llevado a un aumento en los diagnósticos precoces. Y que nos deja con una alarmante realidad y son todos los casos de personas con autismo adultos que están sin diagnosticar. 

Síntomas clave del autismo

El autismo se caracteriza por una variedad de síntomas que afectan principalmente la interacción social, la comunicación y los patrones repetitivos de comportamiento. Aunque los síntomas pueden variar enormemente entre una persona y otra, los siguientes son algunos de los más comunes.

1. Dificultades en la interacción social

Uno de los síntomas más distintivos del autismo son las dificultades en la interacción social. Las personas con TEA suelen tener problemas para interpretar las señales sociales y emocionales que para otros resultan intuitivas. Por ejemplo, pueden tener grandes dificultades para establecer contacto visual o pueden parecer desinteresadas en las interacciones sociales.

En los casos más graves, los niños con autismo pueden parecer completamente aislados de su entorno, no mostrar interés en jugar con otros niños o no responder a las personas que les hablan. Incluso en los casos más leves, las personas con autismo pueden tener dificultades para entender las normas sociales «no escritas», como saber cuándo es apropiado interrumpir una conversación o cómo captar las emociones de los demás a través de su lenguaje corporal, las expresiones faciales o el cambio del tono de voz.

2. Problemas en la comunicación

El autismo también afecta la capacidad de comunicarse, y aquí hablamos sobretodo de dos tipos de comunicación: verbal y no verbal. El nivel de afectación a nivel comunicativo puede variar según la persona, puede haber una ausencia total del lenguaje hasta una dificultad en el lenguaje no verbal por no ser integrado adecuadamente con el lenguaje verbal. 

Algunos niños con autismo no desarrollan el habla de manera adecuada o pueden tardar más tiempo en comenzar a hablar. En otros casos, pueden usar el lenguaje, pero lo hacen de manera repetitiva o inusual. Un ejemplo clásico es la «ecolalia», que se refiere a la repetición de palabras o frases que han escuchado, a menudo sin entender completamente su significado.

También un problema frecuente relativo a la comunicación es la dificultad para sostener una conversación bidireccional, por la dificultad para elaborar respuestas y para preguntar o interaccionar con el otro. Aunque en ocasiones sí puede haber más facilidad para la conversación pero sobretodo cuando estas giran entorno a sus intereses restringidos.

3. Comportamientos repetitivos e intereses restringidos

Los comportamientos repetitivos son otro de los síntomas clave del autismo. Estos pueden incluir acciones como mover las manos, girar sobre sí mismos o repetir ciertos movimientos o sonidos de manera constante. Otro tipo de comportamiento repetitivo habitual en  personas con autismo es la fijación por rutinas rígidas, ya que se sienten más cómodas en entornos donde las cosas suceden de manera predecible y rutinaria.

Además de estos comportamientos repetitivos, muchas personas con autismo desarrollan intereses extremadamente específicos y restringidos. Por ejemplo, un niño con autismo puede estar fascinado con los trenes y pasar horas investigando todos los detalles posibles sobre ellos y convertirse en un «pequeño experto», pero, por otra parte, no mostrar ningún interés en otros temas o actividades.

4. Hiper o hipo-reactividad sensorial

Muchas personas con autismo también muestran una respuesta sensorial atípica. Esto significa que pueden ser extremadamente sensibles a ciertos estímulos, como luces brillantes o ruidos fuertes (hiperreactividad), o bien pueden no reaccionar ante estímulos que normalmente incomodarían a otras personas, como el dolor o el frío (hiporreactividad).

La hipersensibilidad puede hacer que las personas con autismo se sientan abrumadas en entornos muy estimulantes, como un centro comercial o una fiesta, mientras que la hiposensibilidad puede llevarles a buscar más estimulación sensorial, como tocar objetos con texturas específicas o girar sobre sí mismos.

Detección temprana del autismo

La detección temprana es crucial para implementar intervenciones que puedan mejorar el pronóstico de los niños con autismo. Los síntomas más evidentes suelen aparecer entre los 12 y 18 meses, aunque en algunos casos pueden pasar desapercibidos hasta que el niño entra en un entorno social más estructurado, como al comenzar el colegio.

Las herramientas de cribado, como el M-CHAT-R, se utilizan para identificar a niños con riesgo de tener autismo a través de preguntas a los padres y observaciones clínicas. Sin embargo, el diagnóstico definitivo debe realizarse a través de una evaluación clínica exhaustiva por parte de profesionales de la salud especialistas en la evaluación de autismo. 

 

En Enlaza Psicología contamos con psicólogos especialistas en evaluación de autismo que te pueden ayudar con tus dudas y con el proceso diagnóstico, ponte en contacto con nosotros ante cualquier duda como especialistas en evaluación de autismo en Getafe.